¿Para qué son los impuestos? Su objetivo es costear los gastos comunes que tiene la sociedad, tales como sanidad o educación, entre otros. En este artículo te explicamos en qué gasta la administración ese dinero, cuándo tienes que pagar los impuestos y por qué.
La
como "sistema fiscal o conjunto de leyes relativas a los impuestos", aunque una definición de fiscalidad más amplia es la de conjunto de normas, leyes o procedimientos que se encuentran en vigor y se aplican a un país con el fin de recaudar impuestos.Y de acuerdo al
, los "tributos, cualquiera que sea su denominación, se clasifican en tasas, contribuciones especiales e impuestos, siendo estos últimos los tributos exigidos sin contraprestación cuyo hecho imponible está constituido por negocios, actos o hechos que ponen de manifiesto la capacidad económica del contribuyente".Tanto las empresas como las personas físicas están obligadas a tributar y por tanto es de obligado cumplimiento. A través de esta recaudación de impuestos se cubren los costes o servicios públicos de un país como sanidad, infraestructuras, ciencia, desempleo, transporte, defensa, etc.
Los impuestos existen prácticamente desde que el ser humano se organizó en sociedades complejas, pero su motivación ha ido evolucionando con el tiempo. Lo que en cierto momento como empezó siendo una especie de ofrenda en busca de la benevolencia divina pronto pasó a ser una forma de garantizarse formar parte de la sociedad, y disfrutar así de ese privilegio, del cual se aprovechaba el poder para financiar sus actividades (principalmente, la guerra, porque los servicios públicos, aunque existieran, eran muy minoritarios).
Hoy en día, la motivación de la fiscalidad es nutrir al Estado de dinero, con el objetivo de devolver a la sociedad ese esfuerzo económico en forma de servicios públicos. En un fin último, la fiscalidad busca la redistribución de la riqueza para evitar su acumulación en manos de unos pocos.
Los impuestos son cantidades de dinero exigidas a todo ciudadano y empresa, que se deben pagar al estado para poder cubrir las necesidades de la sociedad. Existen muchos tipos de impuestos, pero en esencia se pueden resumir en dos clases, los directos y los indirectos:
A continuación, te dejamos un listado de los impuestos más importantes sobre personas físicas que se pagan en nuestro país:
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Hay muchos otros, como el impuesto que grava los premios de la lotería, y cada año se crean nuevos impuestos o se modifican los ya existentes. Es importante conocerlos para no llevarte una sorpresa.
La fiscalidad de una empresa es propia y diferente de la de las personas físicas. Los negocios también están sujetos a tributación, independientemente de su tamaño (las pymes también pagan impuestos, aunque en diferente volumen a una gran empresa), y entre los impuestos que tendrán que asumir se encuentran los siguientes:
Pagar los impuestos es de obligado cumplimiento para todos los ciudadanos y entidades (empresas, organismos públicos, etc.). Esta obligación de pagar impuestos tiene la finalidad principal de que el país cuente con los recursos necesarios para sostener el gasto público. Los objetivos principales de los impuestos son:
El estado utiliza los impuestos que los ciudadanos pagan para solventar los gastos públicos que tiene un país y para pagar, si hubiese, la deuda pública. El dinero que aportamos los ciudadanos en forma de impuestos para el gasto público se utiliza para cubrir:
La Constitución Española obliga a los ciudadanos a pagar impuestos y contribuir así al gasto público. Toda persona física y jurídica está obligada a pagar los tributos, y en caso de no hacerlo recibe una multa de Hacienda. Dicha multa corresponde a un porcentaje de los impuestos que no se han pagado, y puede llegar a suponer penas de prisión si se estima que hubo fraude fiscal.
Cada tipo de impuesto se paga en un momento concreto. Algunos, como el IVA, se pagan con cada transacción comercial que se realiza, mientras que otros se pagan en fechas determinadas, como ocurre con el IRPF.
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En el caso de los impuestos para autónomos, el pago no es anual, sino trimestral, tanto el IVA como el IRPF.
En el caso de las empresas se cambia el IRPF por el Impuesto de Sociedades. Este es un impuesto fijo y único, que grava el 25% del beneficio generado, y que se abona una vez al año.
La Agencia Tributaria, cuyo nombre completo es Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), se encarga de gestionar y tramitar los impuestos de ciudadanos y empresas. Es habitual referirse a ella como Hacienda, ya que depende del Ministerio de Economía y Hacienda. En definitiva, si se habla de Hacienda, Agencia Tributaria, AEAT o Fisco, en un contexto de impuestos, se pueden usar como sinónimos; en caso contrario, Hacienda suele referirse al Ministerio, el cual engloba a la Agencia Tributaria, entre muchas otras funciones.
La tributación española es altamente descentralizada. En España se pagan impuestos a nivel estatal, autonómico y local. Es decir, que además de los que recauda el Estado Español, se pagan determinados impuestos a la hacienda de la Comunidad Autónoma en la que se resida (o se realice la transacción), y también a la hacienda de los ayuntamientos. No hay riesgo de caer en una doble (o triple) imposición, porque algunos de estos impuestos son cedidos por el Estado a las autonomías y gobiernos locales, otros están compartidos (como, por ejemplo, el IRPF) y otros son propios de los niveles inferiores. Por tanto, dependiendo de dónde tribute cada uno, tendrá que encarar el pago de más o menos impuestos (como mínimo, los 21 del nivel estatal).
Según los
, en España se paga el 8,8% del PIB per cápita en impuestos. Según este organismo, el PIB per cápita español es de 43.178,32€, por lo que cada ciudadano paga, de media, unos 3.800€ al año en impuestos.