Un depósito bancario es una inversión de capital con la que se pretende obtener una rentabilidad, que podría ser fija, variable o mixta en función del tipo de depósito. Aunque no todos los depósitos bancarios funcionan igual, por ejemplo, con los depósitos a la vista no se pretende obtener una rentabilidad sino guardar el capital y tenerlo siempre disponible.
Un depósito bancario es un contrato en el cual una persona (depositante) le entrega una determinada cantidad de capital (depósito) a una entidad bancaria (depositaria). La entidad bancaria se obliga a devolver el dinero al depositante en las condiciones pactadas previamente.
Principalmente, hay dos tipos de depósitos: a la vista y a plazos. Los primeros sirven como hucha o depósito para tener el dinero siempre disponible. Mientras que en los segundos, se realiza un depósito a plazos con disponibilidad limitada del capital y con el fin de obtener una rentabilidad.
La principal característica de los depósitos a la vista es la total disponibilidad del capital. El titular podrá sacar su dinero en cualquier momento, ya sea a través de una oficina o en un cajero automático. Este tipo de depósitos no suele ofrecer ninguna rentabilidad y en caso de ofrecerla sería muy baja. Hay dos tipos de depósitos a la vista:
Mediante un depósito a plazos renunciamos a la disponibilidad del capital durante un tiempo determinado a cambio de obtener una rentabilidad. Cuanto más prolongado sea el plazo del depósito, mayor rentabilidad se puede conseguir. Hay varios tipos de depósitos a plazos que detallaremos a continuación.
Los depósitos a plazo fijo se caracterizan porque los plazos y la rentabilidad o tipo de interés están fijados previamente. Por lo tanto, no hay incertidumbre sobre la rentabilidad de este tipo de depósitos y se conoce de antemano.
Los depósitos referenciados ofrecen una rentabilidad en función de la evolución de un determinado índice o referencia variable, por ejemplo euríbor, LIBOR, IPC etc. Por lo tanto, la rentabilidad dependerá de la evolución del índice al que esté supeditado.
Los depósitos estructurados son aquellos cuya remuneración se calcula en función de la evolución de los subyacentes que componen su estructura. Por ejemplo: una cesta de acciones, un porcentaje fijo + un porcentaje en función de la evolución del IBEX 35...
La rentabilidad de los depósitos combinados se compone de una parte con intereses fijos y otra parte variable que estará sujeta a la evolución de un producto de inversión. Por lo tanto, combina una parte fija y otra parte con riesgo.
Un depósito de divisas es un tipo de depósito a plazos pero en lugar de hacer la inversión en euros se realiza en una moneda legal de un tercer país distinta al euro. Los depósitos de divisas más comunes son de libra esterlina, dólar americano, dólar canadiense, franco suizo o el yen japonés.
Además de los principales tipos de depósitos bancarios vistos anteriormente, también nos podemos encontrar con los siguientes:
En primer lugar, debemos tener presentes cuanto tiempo nos podemos permitir no disponer del dinero que vamos a invertir. Ya que si invertimos en un depósito a largo plazo y en algún momento necesitamos retirar dinero, no todas las entidades financieras permiten la cancelación anticipada y en la mayoría de casos la cancelación lleva asociada una comisión de cancelación.
Otro factor clave a tener en cuenta es la rentabilidad. Si invertimos en un depósito a largo plazo cabe la posibilidad de que la rentabilidad del mercado aumente y no nos podamos aprovechar de ella (sería un posible coste de oportunidad). Por lo tanto, en ocasiones es preferible invertir en un depósito a medio o corto plazo y esperar para ver como evoluciona el mercado y aprovechar las posibles ofertas y oportunidades que vayan surgiendo.
Los depósitos bancarios están asegurados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Este organismo garantiza hasta 100.000€ por cada titular y entidad financiera. Por lo tanto, podemos tener un depósito de hasta 100.000€ en una misma entidad financiera y en el caso improbable de que la entidad financiera quiebre, el fondo de garantía nos repondrá nuestro dinero.
Como ya sabemos, la entidad bancaria nos pagará unos intereses o rentabilidad por tener depositado nuestro dinero. ¿Pero cuándo recibiremos esos intereses? Pues depende de cada entidad financiera y el depósito que contratemos, la liquidación de intereses puede ser mensual, trimestral, semestral, anual o al vencimiento del depósito.
A la hora de elegir o identificar los mejores depósitos bancarios tendremos en cuenta la TAE (Tasa Anual Equivalente) como referencia para saber que entidad financiera ofrece mayores intereses. Ya que la TAE refleja el interés equivalente a un año y tiene en cuenta el valor del TIN (Tipo de Interés Nominal), las comisiones y el plazo del depósito. De esta forma, a través de la TAE, podemos hacer una comparativa de depósitos bancarios fiable aún teniendo plazos diferentes.
Los depósitos bancarios son un producto por el cual podemos recibir una rentabilidad. Esas ganancias tributan ante Hacienda como rendimientos de capital mobiliario y cotizarán por tramos en el Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF) de la declaración de la renta:
No todas las entidades bancarias permiten cancelar el depósito bancario, por eso antes de contratar un depósito es recomendable informarse bien sobre esta posibilidad.
Solicitar la cancelación del depósito bancario es muy sencillo, basta con ponerse en contacto con la entidad financiera vía presencial, teléfono o de manera online (si la entidad lo permite) y solicitar la cancelación.
En caso de que sea posible la cancelación, es muy probable que tengamos que asumir una comisión por cancelación anticipada. Este tipo de comisiones suele estar establecida previamente en el contrato del depósito. No obstante, hay algunas entidades que permiten la cancelación gratuita pero no suele ser lo habitual.
Isbelt Martín Isbelt es graduado en Administración y Dirección de Empresas. Experto en marketing digital, tiene más de 5 años de experiencia acercando las condiciones de los distintos productos financieros a los consumidores. Isbelt se encarga de releer la letra pequeña de los préstamos, hipotecas, cuentas y tarjetas en Roams.