Un préstamo participativo es una forma ideal de financiación para nuevas empresas y startups, su concesión depende directamente del potencial del modelo de negocio. En cuanto al pago de intereses del préstamo, es variable y se calcula en función de la marcha de la empresa, aunque también podría tener una parte fija. Veamos como funcionan los préstamos participativos, sus ventajas e inconvenientes.
Un préstamo participativo es una forma de financiación para empresas, se encuentra a medio camino entre la financiación a través de inversores privados y los préstamos de las entidades financieras.
Los intereses de un préstamo participativo se calculan en función de la evolución de la empresa. Las partes pueden establecer diferentes parámetros para determinar dicha evolución: patrimonio total, beneficio neto, facturación total etc.
La función principal de los préstamos participativos es la de apoyar económicamente la creación de proyectos empresariales que tienen un potencial crecimiento y necesitan de una inversión. Es por ello que gran parte de estos préstamos son otorgados por entidades públicas dedicadas principalmente a promover el emprendimiento.
Un préstamo participativo convertible es una variante, por la cual tras el vencimiento del préstamo, en lugar de devolver el capital al prestamista, este se convierte en accionista de la empresa.
Veamos detalladamente como funcionan algunas características de los préstamos participativos:
A diferencia de otro tipo de préstamos que requieren de garantías personales o hipotecarias para su concesión, un préstamo participativo está ligado directamente a la viabilidad de la empresa. Por lo tanto, su principal requisito es el siguiente:
Es un tipo de préstamo dirigido principalmente para nuevas empresas o startups que necesitan de una inversión inicial para poner en marcha el negocio. No obstante, también se pueden conseguir estos préstamos en las diferentes etapas de vida de la empresa.
Los préstamos participativos los conceden mayoritariamente las entidades públicas destinadas a apoyar el emprendimiento pero también es posible encontrar entidades privadas que ofrecen este tipo de préstamos.
Los préstamos participativos ofrecen una serie de ventajas:
También debemos tener en cuenta algunos inconvenientes o desventajas:
Sí, es posible la cancelación anticipada de un préstamo participativo si ambas partes así lo acordaron previamente. En este caso, se podría aplicar una cláusula penalizadora o comisión de cancelación.
No obstante, la normativa de los préstamos participativos establece que la cancelación anticipada solamente será posible si dicha amortización se compensa con una ampliación de igual cuantía de sus fondos propios y siempre que éste no provenga de la actualización de activos.
Como el préstamo participativo es considerado como fondos propios, al cancelar el préstamo se reduciría el patrimonio de la empresa y los acreedores quedarían en situación desfavorable. Esto es debido a que la liquidez de la empresa iría destinada para la amortización del préstamo y no para resolver las deudas con los proveedores.
No existe una figura contable específica para los préstamos participativos. Sin embargo, el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) determina lo siguiente según la
Por lo tanto, la contabilidad de un préstamo participativo hay que tratarla como de un préstamo ordinario se tratara.
No obstante, en otra ocasión, el
que al no tratarse de derivados financieros, los préstamos participativos deberán clasificarse como préstamos y partidas a cobrar (empresa prestamista) y como débitos y partidas a pagar en el caso de la empresa prestataria.La normativa aplicable a los préstamos participativos está recogida en el
.Las consecuencias por el impago de un préstamo participativo pueden variar en función de la entidad prestamista. Por ejemplo, podría suceder que el prestamista transmute su derecho de cobro por la participación en la empresa, convirtiéndose de esta forma en socio de la misma y con los consiguientes derechos en la toma de decisiones y en el reparto de dividendos.
Sí, se pueden establecer períodos de carencia. Dichos períodos pueden variar dependiendo de la entidad prestamista pero suelen ser prolongados, llegando incluso a los 7 años en algunos casos. No obstante, los plazos de carencia del préstamo pueden estar determinados en función de la línea de financiación, finalidad, características del proyecto y previsiones de cash-flow.
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