Las acciones tributan en la declaración de la renta solo cuando se venden o se reciben dividendos por ellas; es decir, cuando se obtiene beneficio con ellas. Esto puede ocurrir por varios motivos, como puede ser su compraventa, la entrega de dividendos o la venta de derechos.
Las acciones hay que declararlas solo en dos casos concretos: cuando las vendas y cuando recibas dividendos por ellas. A la hora de realizar la declaración de la renta, la venta de acciones tributa como ganancia o pérdida patrimonial, mientras que la obtención de dividendos lo hace como rendimiento de capital mobiliario.
Es decir, mientras tus acciones no afecten directamente a tu capital, no tendrás que declararlas. Lo que varíe su valor es indiferente a efectos de la declaración de la renta, hasta que no las vendas (u obtengas beneficios por ellas en forma de dividendos).
Hay un tercer supuesto en torno a las acciones, que son los derechos de suscripción. Los derechos de suscripción son la posibilidad que da una determinada empresa a sus accionistas de comprar nuevas participaciones a un precio reducido, por lo general como parte de una ampliación de capital.
Y tú, como accionista, puedes elegir qué hacer con esos derechos. En función de lo que hagas, los derechos tributarán de un modo u otro:
Solo hay dos maneras de obtener beneficios con las acciones, o bien mediante venta o con los dividendos por su posesión, y en ambos casos se tributará dentro de la base del ahorro, pero cada uno de estos ingresos lo hará de una manera diferente.
Cuando vendes acciones ese beneficio tributa en la base del ahorro como una ganancia o pérdida patrimonial y, como tal, se aplican los siguientes porcentajes:
El importe que tienes que incluir en la declaración de la renta, en este caso se calcula restando el precio de compra de las acciones (y los gastos derivados) al precio por el que las has vendido.
Por su parte, recibir dividendos también tributa dentro de la base del ahorro, pero como rendimiento de capital mobiliario con estos porcentajes y tramos:
En este caso, el importe que tienes que incluir en la declaración del IRPF corresponde a la diferencia obtenida entre el importe del dividendo y los gastos de administración y mantenimiento de las acciones. La cuota recibida por el dividendo está sujeta a una retención del 19% sobre la plusvalía, es decir, sobre el incremento de valor de la acción.
Algunas empresas también reparten dividendos en forma de scrip dividend (o dividendo en acciones), que consiste en la retribución al accionista mediante acciones de la propia compañía. De este modo, la tributación se aplazará hasta el momento en el que esas acciones sean vendidas, y no será diferente de la de las acciones adquiridas por medios habituales.
La antigüedad de las acciones no tiene influencia en su fiscalidad. Es decir, no va a estar más o menos gravada una acción por más tiempo que haya pasado desde su adquisición, pero sí puede recibir un tratamiento especial si lo fue antes de 1995.
Si te estás preguntando cómo es la fiscalidad por la venta de acciones antiguas y cuánto tributa la venta de acciones, debes tener en cuenta dos cosas:
La mejor manera de no errar con las acciones en la declaración de la renta es dejarlo en manos de profesionales. Puedes contratar para ello una de las asesorías online colaboradoras sociales con la Agencia Tributaria, como TaxScouts (69,90€), TaxDown (desde 55€/año) y Taxfix (39,99€). Todas ellas cuentan con expertos fiscales que analizarán las consultas que las lleguen, una a una, para darles el mejor servicio posible.
Todos los productos financieros están sujetos a la posibilidad de sufrir pérdidas y ganancias, y las acciones lo son. De tal manera, cuando se hayan generado pérdidas por la venta de acciones, se pueden compensar con cualquier tipo de ganancia patrimonial, siempre y cuando ambas se produzcan en el mismo ejercicio.
En muchas ocasiones, a pesar de hacer la compensación, el resultado sigue siendo negativo. En estos casos, existe la posibilidad de hacer otra compensación, esta vez con los rendimientos de capital mobiliario. Se establece un límite del 25%, y si sigue siendo negativo tienes la oportunidad de compensarlo en los siguientes cuatro ejercicios fiscales.
Para evitar que los inversores hicieran trampas a la hora de compensar pérdidas y ganancias de acciones, se implantó la conocida como 'regla de los dos meses'. Exige que pasen dos meses desde la venta de un activo para poder volver a comprarlo.
De ese modo se impide, por ejemplo, vender acciones un día y comprarlas de nuevo al siguiente para compensar pérdidas y ganancias. Se puede hacer, pero el resultado de esa operación no servirá para compensar otras.
El método FIFO, cuyas siglas corresponden a "First In, First Out", es el método que utiliza la Agencia Tributaria para determinar el orden de venta de acciones de un mismo valor.
Este cálculo se establece para casos en donde un inversor obtiene acciones de una empresa en diferentes momentos, adquiriendo un número de acciones diferente en cada uno de ellos.
Pongamos el ejemplo de un particular que compra 100 acciones un año. Al siguiente compra otras 200. Y vende 150 en el tercer año. Para calcular el dinero ganado con esta venta, se tomará el orden de compra.
Es decir, el dividendo de las primeras 100 se calculará con base en el precio de compra de las 100 primeras acciones. En las 50 restantes se tendrá en cuenta el valor de cuando adquirió el paquete de 200 (el segundo año).
Este es el criterio FIFO: las acciones compradas primero, son las primeras que se consideran para la venta.
Tributar por las acciones compradas y vendidas a través de un broker solo simplifica el proceso, ya que este tendrá toda la información necesaria para que puedas incluir los datos correctos en tu declaración. Deberías tener acceso a tu informe fiscal, y con él comprobar los datos de fechas, precios y comisiones, para poder rellenar tu declaración sin errores.
Si has vendido acciones y no tributas por los beneficios obtenidos a través de dicha venta, estarás presentando una declaración de la renta que no se ajusta a la realidad y, por tanto, la Agencia Tributaria te puede sancionar con una de las temidas multas de Hacienda, cuya cuantía será mayor o menor en función de si se determina que hubo intencionalidad o no por tu parte.
Puedes desgravarte las comisiones o corretajes que te haya cobrado el broker, siempre y cuando supusieran un incremento del valor de adquisición de esas acciones, o minoren el de venta.
La ganancia patrimonial en la venta de acciones se calcula restando el precio de venta al precio de compra, descontando también los gastos y comisiones asociados a la operación. El resultado es la ganancia patrimonial que tributará según la base imponible del ahorro.
Las pérdidas y ganancias en la venta de acciones se pueden compensar en el IRPF siempre y cuando se realicen dentro del mismo ejercicio fiscal. Además, las pérdidas pueden compensarse con las ganancias obtenidas en otros productos financieros y viceversa, lo que se conoce como compensación de bases imponibles negativas. En caso de que no se puedan compensar en el mismo ejercicio, las pérdidas se podrán compensar en los cuatro ejercicios siguientes.
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