Si te preguntas cómo funciona una hipoteca, has de saber que no deja de ser un préstamo, pero con unas características muy concretas, y, en consecuencia, con un funcionamiento particular, distinto a otros créditos. Tiene los elementos clave de todo préstamo (capital, interés y plazo), pero su funcionamiento tiene algunas particularidades que es necesario conocer.
Entidad | Producto | TIN bonificado | TAE Bonificado | Cuota bonificada | Financiación máxima | Plazo máximo | Vinculaciones para bonificación | Bonificación máxima acumulable | Contacto |
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EVO Banco | Hipoteca Inteligente variable | 0,95% 1er año | Euribor + 0,75% Resto de años | 1,3% | 561,92 1er año | Euribor + 0,75% Resto de años | 80% | 30 años | Nómina. Seguro hogar | 0,20% | |
MyInvestor | Hipoteca Variable | 1,29% 1er año | Euríbor + 0,89% Resto de años | 1,89% | 585,22 €/mes 1er año | Euríbor + 0,89% Resto de años | 80% | 30 años | Sin productos vinculados | No tiene bonificaciones | |
Imaginbank | Hipoteca fija Imaginbank | 1,70% | 2,17% | 614,10 €/mes | 90% | 25 años | Nómina | 0,75% | |
EVO Banco | Hipoteca Inteligente tipo fijo | 1,85% | 2,33% | 624,88 €/mes | 80% | 30 años | Nómina. Seguros hogar y vida | 0,35% | |
Ibercaja | Hipoteca Fácil a tipo fijo | 2,25% | 2,52% | 654,20 €/mes | 80% | 25 años | Nómina | 1% | |
Banco Santander | Hipoteca Fija | 2,12% 6 meses | 2,02% Resto de años | 2,8% | 644,58 €/mes 6 meses | 637,51 €/mes Resto de años | 80% | 30 años | Nómina. Tarjetas. Seguros vida/hogar/accidentes/incapacidad.Vivienda sostenible | 1,10% | |
Openbank | Hipoteca Open Fija | 2,43% | 2,93% | 667,65 €/mes | 80% | 30 años | Nómina. Seguros hogar y vida. Suministros eléctrico y gas con Repsol | 0,60% |
Una hipoteca funciona de una manera muy similar a otros préstamos, pero por su especial naturaleza tiene características propias que hacen que en algunos aspectos se comporte de manera diferente.
Una hipoteca, de acuerdo a la definición del Banco de España, es un préstamo por el cual el deudor recibe una cantidad de dinero que deberá devolver al acreedor (habitualmente, un banco), más los intereses correspondientes, en un periodo de tiempo determinado (por lo general, en cuotas mensuales). Además, como garantía de pago el cliente ofrece el propio inmueble comprado con el capital recibido, pero esta garantía permanece en su poder.
En ese sentido, el funcionamiento de una hipoteca es el siguiente, una vez ha sido solicitada y concedida por el banco:
Por tanto, hay dos partes (prestamista y deudor, el banco y el cliente) y tres elementos clave (capital recibido, intereses y plazo de amortización), que influirán en la relación entre ambos durante, habitualmente, mucho, mucho tiempo.
Los créditos hipotecarios tienen los tres elementos clásicos de todo préstamo, pero con características propias:
El capital es la cantidad de dinero que el cliente solicita al banco para comprar (o reformar) una vivienda. Lo habitual es que la entidad no financie más del 80% del valor del inmueble (que no del precio de compra del mismo, lo que puede suponer algún problema al cliente, hasta la denegación de la hipoteca).
El 20% restante, más los gastos asociados (impuestos y comisiones), debe tenerlo disponible el cliente. La regla general sugiere que a la hora de pedir una hipoteca hay que disponer del 30% del precio a pagar por la casa para no llevarse un disgusto.
Hay diversos modos de lograr que el banco preste el 100% de la hipoteca, o que la conceda aunque el cliente no disponga de ese 30% de liquidez. Una es firmar una hipoteca con aval; otra, la doble garantía hipotecaria. La entidad también puede ofrecer hipotecas al 100% si el piso a adquirir es suyo.
La gran diferencia entre el capital de una hipoteca y el de otro tipo de préstamos es su volumen. Estos créditos son del orden de decenas de miles de euros, cuando no cientos de miles. De ahí que sea indispensable que la vivienda adquirida con ese dinero sea garantía en caso de impago de la hipoteca.
A la hora de devolver el crédito hipotecario, el banco no solo recibirá el importe prestado, sino también los intereses generados por dicho capital. Es la forma de cobrar por el riesgo que supone haber prestado una cantidad tan grande de dinero.
La cuantía de estos intereses dependerá del tipo de hipoteca contratada:
Algunos bancos también ofrecen un término medio entre ambas, las hipotecas de tipo mixto, que son hipotecas de tipo fijo durante sus primeros años y luego se convierten en hipotecas de tipo variable.
Hay otros dos conceptos importantes relacionados con los intereses:
Por tanto, lo habitual es que los bancos no muestren directamente el interés que cobrarán por sus hipotecas, sino que lo expongan mediante el TIN y el TAE (y la fórmula diferencial+euríbor en el caso de hipotecas variables).
Las hipotecas se firman por un periodo de tiempo de años, normalmente entre 20 y 30, aunque no exclusivamente (hay hipotecas hasta a 40 años, por ejemplo). Es lo que se conoce como periodo de amortización.
En ese plazo, el cliente tendrá que hacer frente a las cuotas de la hipoteca (formadas por el porcentaje correspondiente del capital prestado más los intereses). Cuanto mayor sea el periodo de amortización, menores serán las cuotas, pero más altos serán los intereses. Y viceversa.
Este tiempo de devolución se puede reducir con amortizaciones parciales anticipadas, aunque como todo lo que suponga un cambio en las condiciones firmadas (como las novaciones o subrogaciones) supondrá el pago de comisiones (aunque a la larga puede ser rentable).
También es posible liquidar la hipoteca antes de tiempo, si se dispone del capital suficiente para pagar las cuotas restantes de una vez.
Entender el funcionamiento de los intereses en una hipoteca es quizá lo más complicado de esta clase de préstamos. Primero, porque su cuantía puede ser fija o variable, pero también porque en el segundo caso hay que entender por qué puede cambiar.
Las hipotecas fijas llevan la sencillez por bandera. Se paga un porcentaje fijo en forma de intereses con cada cuota, y no se moverá en los 20, 30 años que tenga la hipoteca como plazo de amortización. La complicación viene con las hipotecas variables.
Estas tienen también un tipo fijo, denominado diferencial, al que se suma el valor del índice de referencia elegido, el cual suele ser el euríbor. El diferencial suele ser inferior al tipo de una hipoteca fija (aunque lo normal es que los primeros meses sea más similar o hasta más elevado, para luego reducirse notablemente).
Es el euríbor el que añade el componente de aleatoriedad a las hipotecas variables. Este índice de referencia se revisa periódicamente, lo que le hace subir y bajar. Ha llegado a estar en negativo, haciendo muy rentable para el cliente el pago de las mensualidades de hipotecas variables.
La excepción es que estuvieran limitadas por las infames cláusulas suelo, que marcaban un mínimo de tipo de interés a pagar, muchas veces abusivo. Tras ser declaradas nulas se situó el suelo hipotecario en el 0% por defecto, por lo que no es posible que el banco "pague" al cliente intereses si el euríbor más diferencial da resultado negativo.
Por último, es interesante saber que en las hipotecas, salvo que se especifique lo contrario, las cuotas se calculan con el conocido como método francés, por el cual se amortizan principalmente los intereses, y conforme estos vayan quedando satisfechos, el porcentaje de capital irá ganando importancia en la cuota. Es de vital importancia a la hora de hacer cambios en los términos del contrato hipotecario.
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Juan Ribón Juan es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Valladolid. Cuenta con más de seis años de experiencia escribiendo en medios online. Apasionado de los temas de actualidad, sus conocimientos y saber hacer dan respuesta a las preocupaciones sobre cuestiones financieras en Roams.